lunes, 13 de octubre de 2008

Copia este libro (David Bravo)


David Bravo nos trae este libro a favor de la pirateria, un libro imperdible, que lucha por los derechos de todos a acceder a la cultura.

La mayor riqueza que tiene un país es la cultura, eso lo hace más libre.
Un país será más libre en cuanto sea más culto. Es difícil que exista un país culto que se haya
sometido a una tiranía. Yo creo que es la gran riqueza del colectivo humano, la cultura, pues
es lo que lo diferencia de las bestias. Es el deseo de conocimiento. (Luis Eduardo Aute)

Algunos extractos mu interesantes del libro:
No solo la difusión de la cultura multiplica a los que la saben crear sino también a los
que la saben disfrutar. Mientras la televisión te condena a pena de aburrimiento perpetuo,
las redes P2P han supuesto para millones de personas la burla de un sistema diseñado para
desactivar cerebros y homogeneizar personas.
En lugar de aplaudir e intentar mantener ese avance que multiplica el acceso y la diversidad
cultural de los ciudadanos, los gobiernos han decidido despreciar y criminalizar a la
sociedad a la que deberían representar y proteger. El interés que suscita el acceso a la cultura
lo resumió bien una parlamentaria en un debate en La 2 y que dijo que “lamentablemente
en España se lee poco, pero lo importante es que no se lea pirata”. En la España en
la que la Pantoja y Pocholo son las dos personas más populares del 2003 lo importante no
es que los ciudadanos lean, sino que no lean fotocopias.
Pero el derecho al acceso a la cultura no es el derecho al ocio, ni el derecho a disfrutar
del tiempo libre. Es mucho más. El crecimiento de cada persona es muy distinto dependiendo
de la cultura que come y digiere. Tus aficiones, inquietudes, deseos e ideologías
están directamente relacionadas con los libros que lees, las películas que ves y las canciones
que escuchas. Lo que está en juego es el derecho al desarrollo de la personalidad. Lo
que está en juego es el derecho a ser.
La cultura es la vitamina que exige el derecho a la libertad de expresión para que pueda
ser ejercido con toda su potencia. Uno de los mejores trucos de las democracias de hoy consiste
en dejar plena libertad a decir lo que se quiera a los mismos ciudadanos a los que la
televisión les ha cortado la lengua. ¿Qué libertad de expresión tiene el ciudadano que no
tiene nada que expresar o que no sabe cómo hacerlo? ¿Qué libertad de elección tiene quien
solo sabe elegir qué concursante de Gran Hermano debe abandonar la casa? Derecho formal
es como puede llamarse a la libertad de expresión en los tiempos en los que Carmen de
Mairena es un ídolo de masas. Es el derecho a dormir en el Ritz del pobre, el derecho a pensar
del lobotomizado y el derecho a andar del encadenado. La libertad de crítica a lo establecido
sin acceso al conocimiento es como la libertad de disparar sin balas.
La obra de teatro de la compañía Animalario "Alejandro y Ana (lo que España no pudo
ver del banquete de boda de la hija del presidente)", que está editada en DVD, no escapa,
como ninguna, de la posibilidad de ser copiada. Fue por eso por lo que el Ciberpaís preguntó
qué opinaba sobre esa realidad a uno de los intérpretes de la obra, Guillermo Toledo, quien,
sin pelos en la lengua, dejó claro que está "absolutamente a favor" porque, según cuentan
que cuenta, él lo que quiere es “que la gente lo vea”.
De mis amigos no fueron pocos los que siguieron el consejo de Guillermo y de mano a
mano, de amigo a amigo, el CD pasó por todos y cada uno de los que forman mi círculo cercano
y no tan cercano.
Meses después nos enteramos de que Animalario venía a Sevilla a representar la obra
que ya era un clásico para nosotros y fuimos legión los que decidimos asistir al banquete.
De los que fueron, muchos jamás habían ido antes ni a esa ni a ninguna otra obra de teatro.
De los que ya habían ido, mucho hacía que no iban. Pero aquella descarga que se compartió,
hizo que no menos de veinte asientos se reservaran para la boda. Y, a pesar de todo, esos
veinte asientos, esas veinte entradas y esos veinte amigos jamás cuentan en las cuentas de
ninguno de los informes que analizan los perjuicios que causa el compartir.
En los periódicos y en los estudios encargados por las entidades de gestión las únicas
cifras serias son las que enumeran euros y no las que enumeran personas. Esos millones no
importan para los que consideran sus intereses privados como los más importantes del planeta.
Para el poder, los derechos ajenos cuando no se ignoran se supeditan y los suyos ganan
por goleada cuando se enfrentan a los de todos los demás. Teddy Bautista, presidente ejecutivo
de SGAE, lo tiene claro y para él la propiedad intelectual debería ser más preservada
que otro tipo de bienes.
El pensamiento mercantil menosprecia el disfrute gratuito por el mero hecho de serlo. La
mayoría de los usos de las redes P2P dan beneficios a los ciudadanos sin causar perjuicios,
por la sencilla razón de que son inocuos. Personas que se bajan música, películas o libros
que jamás se habrían comprado, son señalados con el dedo por hacer algo que “saben que
está mal”. Resulta sin embargo un misterio que esté mal algo que no hace mal a nadie.
Según un estudio de dos profesores de la universidad de Harvard y de Carolina del Norte
y que pueden secundar la mayoría de usuarios de P2P, la cantidad de obras descargadas que
se habrían comprado oscila entre ninguna y casi ninguna. Y no solo eso, gran parte de las
obras que tienen unos pocos años no podrían comprarse ni aunque se quisiera porque están
descatalogadas. El 75% de las obras musicales publicadas por las grandes compañías no
existe en ningún estante de ninguna tienda. Algo semejante puede decirse de libros y películas
de las que únicamente mantienen en los comercios las novedades y los clásicos de
renombre. Además de eso, hay obras que simplemente nunca han sido publicadas en nuestro
país y que nunca lo serán. La descarga de esas obras que resulta inofensiva también es
vista con recelo por la lógica de mercado, que no entiende el disfrute sin precio.
El individualismo como filosofía de vida nos enseña que nuestro esfuerzo no debe beneficiar
a los demás aunque ese beneficio no suponga para nosotros un perjuicio correlativo.

La “Paloma Blanca”, símbolo de la Paz, también tiene propietarios. Este dibujo de
Picasso que el pueblo hizo suyo como estandarte del pacifismo no puede usarse libremente. Si
lo hicieras, la entidad que gestiona los derechos del artista no tardaría en ponerse en contacto
contigo para comunicarte el precio que tiene tu actividad ilegal. Y esto será así hasta el año
2023. Todas las páginas webs pacifistas que incluyen este símbolo están al margen de la ley.
Es posible que VEGAP, la entidad a la que pertenecen los herederos del pintor, no haga nada
al respecto por lo escandaloso que resultaría, pero si decidiera hacerlo, la ley estaría de su parte.

La canción “Happy Birthday To You” es propiedad de Warner y le reporta 2 millones de
dólares anuales en concepto de royalties. Según la legislación estadounidense cantar esa canción en un
restaurante sería un acto de comunicación pública ilegal por el que podrían pedirte una indemnización.
De Warner es la canción, pero la propietaria de las palabras “Happy Birthday” es Fufeng,
una empresa china que las registró como marca en 25 países "por su popularidad y positivo
significado”. Con la excepción de los límites legales, esas palabras no pueden usarse sin
el consentimiento de sus propietarios.

Incluso el silencio es propiedad de alguien. El grupo musical Planets incluyó en su
último disco una canción que consistía únicamente en 60 segundos de silencio. Al poco
tiempo de la publicación de su obra, fueron demandados por plagio por los herederos de
John Cage, que tiempo atrás había grabado y publicado 237 segundos de silencio total. Mike
Batt, de los Planets, tomándose a broma una demanda que iba en serio, consideró que su
silencio era mejor que el de Cage porque ellos habían conseguido decir lo mismo en menos
tiempo. Finalmente, el litigio se resolvió con un acuerdo extrajudicial por el que Batt pagó
una indemnización de seis cifras no revelada.

Los defensores del copyright más restrictivo se empeñan en asimilar la copia o el
uso no autorizado de las obras con su robo. Pero la conciencia de los ciudadanos no comprende
esa asimilación absurda entre el mundo físico y el virtual y, cuando copian, eso no
impide que duerman esa noche de un tirón. No se trata como dice Teddy Bautista de un “problema
de la sociedad” o de la pérdida de “unos valores morales”. No es que la corrupción
se haya adueñado del alma de la sociedad. Se trata, simplemente, de que, por más que la propaganda
lo intente, el sentido común actual no acepta como normal que algo físico y tangible
tenga el mismo tratamiento que algo etéreo e inabarcable.

Excepto en determinados casos como la prescripción, los derechos de explotación de
la propiedad intelectual tienen fecha de caducidad. Cuando ésta llega, las obras pasan a ser
propiedad de todos y su utilización es libre y gratuita. El dominio privado se convierte en
dominio público. Esa libertad de uso beneficia al acceso a la cultura y a la cultura misma.
Beneficia al acceso a la cultura por las mismas razones por las que las playas públicas
benefician al ocio y las carreteras públicas a la libertad de circulación. Lo que es de
todos es aprovechado y disfrutado por todos.
Beneficia al desarrollo de la cultura porque, al contrario de lo que durante tantos
años se nos ha hecho creer, las musas, sencillamente, no existen. La inspiración no surge de
la nada a individuos geniales tocados por la mano de Dios. Son las obras que leemos, las
películas que vemos y la música que escuchamos, nuestras verdaderas musas, nuestra vital
inspiración y nuestro mejor aprendizaje. La creación es, en realidad, un proceso colectivo.
Ideas ajenas que tomamos y a las que imprimimos nuestra nota personal haciéndolas diferentes,
historias ya contadas que, mezcladas con otras y con nuestra imaginación, adaptamos
y actualizamos, canciones ajenas que durante años se han colado por nuestro oído y que son
otras cuando salen por nuestra boca.
Shakespeare no sería Shakespeare sin el dominio público y sus obras son lo que son
gracias a que pudieron inspirarse sin restricciones en lo construido por otros. El autor inglés,
que escribía a la velocidad del rayo, hoy no podría hacerlo sin contar con abogados y una
úlcera resistente. La solicitud de permisos para adaptar las obras ajenas es una tarea que solo
pueden emprender los que tienen mucho tiempo y muchísimo dinero. Lo malo no es que
Shakespeare, de haber nacido hoy, no habría podido escribir lo que escribió, sino que nunca
sabremos cuántos shakespeares han dejado mudos las mismas leyes que nacieron para multiplicar
su voz.


Es desigual la lucha en la que se enfrentan los derechos empresariales de unos
pocos y los de los ciudadanos a acceder a la cultura.


La cultura es la base para el cresimiento de un pueblo, un publo sin cultura muere, por una cultura al alcance de todos... Si a la pirateria!

David Bravo

Recomiendo la lectura completa del libro, que lo pueden descargar de aqui:

http://www.elastico.net/archives/005194.html

1 comentario:

Obrero metalúrgico dijo...

No estoy de acuerdo, si no tenes plata para comprarte un libro o pagarte una entrada al museo, entonces no sos digno de ese objeto, por el simple hecho de ser pobre, a ver si dejamos de lado esa actitud progresista y decimos las cosas como son.
La cultura es para el que la pueda pagar y para el que la aprecia, lo unico que falta es que el museo se llene de gente fea y mal vestida